Las apariciones en Savona nos muestran a María, la dulce y
tierna MADRE DE MISERICORDIA, velando, protegiendo, defendiendo, animando a sus
hijos y prodigándoles gracias y bendiciones en éste, como en todos los lugares
privilegiados, por Ella escogidos, para construirlos sede de sus celestiales
favores.
Las dos apariciones de María
Primera Aparición
Así, el 18 de marzo de 1536, en el valle de San Bernardo, a
orillas del arroyuelo Letimbro, se aparece a un sencillo labrador, Antonio
Botta, que bajaba muy de mañana, a lavarse las manos. ESTE se vio rodeado de un
resplandor extraordinario, venido del cielo.
Refiere el afortunado vidente:
Oí una voz que, de en medio del resplandor, me decía:
- ¡Ea! levántate y no temas, pues Yo soy la Virgen María.
Levantándome -prosigue- me pareció ver en aquel resplandor,
pero siempre confusamente, a una señora, que me dijo estas palabras:
- Ve a tu confesor y dile que anuncie al pueblo, en la
Iglesia, que ayune por tres sábados y que haga por tres días la procesión en
honor de Dios y de su Madre; tú luego te confesarás y comulgarás, y el cuarto
sábado volverás a este lugar.
Y, mientras esto decía, oí por la carretera pública a unos
arrieros que pasaban. Temiendo que me viesen, quise esconderme, mas Ella me
dijo:
- No temas, pues no nos podrán ver.
Y dichas estas palabras, desapareció la figura juntamente
con el resplandor.
El piadoso Antonio se apresuró a presentarse a su Párroco,
en la Iglesia de San Bernardo, y le narró con lágrimas el prodigioso
acontecimiento.
Fue tan sincera su exposición, que el Párroco no titubeó y
de inmediato se dirigió a Savona para informar a los Superiores Eclesiásticos.
Aquel mismo día fue llamado Antonio, y su simplicidad hizo que el hecho se
aceptara COMO verdadero.
Segunda Aparición
Llegó el cuarto sábado - 8 de abril - y, obediente a la
orden de la SANTÍSIMA VIRGEN, Antonio se dirigió al lugar designado por Ella.
Así nos dice el protagonista.
Habiendo vuelto el cuarto sábado al mismo lugar, y rezando
de rodillas mis oraciones, he aquí que repentinamente bajó del cielo un
resplandor, aún mayor que la primera vez, y se posó sobre una piedra que se
hallaba a la orilla, y me rodeó de tal modo que me impidió ver, no sólo los
montes, sino también los árboles más cercanos. Claramente vi en el resplandor a
una Señora con vestidura y manto blancos y con una corona de oro en la cabeza.
Bajando y extendiendo las manos me habló así:
- Ve a los de Savona, quienes, para asegurarse acerca de
las cosas que Yo te mandé decir el otro día, te enviaron a preguntarme, y
diles: que anuncien al pueblo que ayune tres sábados, y que hagan por tres días
la procesión todos los Religiosos y casas de Disciplinantes: y -a ellos- se les
recomiende la disciplina, especialmente el día Viernes Santo. Porque si no
fuera por aquellas pocas oraciones y buenas obras que practican las cofradías y
otros siervos de Dios, sería el mundo mucho más atribulado de lo que es; y
exhorten a todo el pueblo a enmendarse de su mala vida, porque mi Divino Hijo
está hoy muy enojado con el mundo por las muchas iniquidades que al presente
reinan en él: y si esto no hicieren, su vida será corta.
Entonces yo le respondí:
Si no me dais alguna señal, no me creerán.
Y Ella me dijo:
- Yo les di tal señal interior, aquella tarde en que
fuiste llamado delante de ellos, que creerán sin necesidad de otra.
Enseguida añadió:
- Tú seguirás, después, tu vida. Y Yo inspiraré a muchos
lo que deberán hacer...
Y acabando de decir esto, levantó las manos y los ojos al
cielo, dio tres veces la bendición sobre el arroyuelo, repitiendo siempre:
- MISERICORDIA Y NO JUSTICIA.
Luego desapareció y quedó en aquel lugar, por mucho tiempo,
una suave fragancia.
HOMENAJE DE AMOR
El 21 de Abril de 1536, trece días después de la segunda
aparición, se promulgó el decreto de erección, de un oratorio, en el lugar
donde se manifestó la Virgen; y a menos de un mes, fue inaugurado.
Pero el incremento de la devoción a María hizo que sus hijos
quisieran dedicarle un suntuoso templo, cuya construcción comenzó el 11 de
junio del mismo año.
Simultáneamente, vecino al Santuario, se construyó un Hogar
para acoger a pobres y enfermos que iban a implorar el patrocinio de la Virgen.
Estas construcciones se realizaron en poco más de cuatro
años, y luego se emprendió la dificultosa tarea de abrir un camino espacioso
que llevara al Santuario, desde la ciudad de Savona.
La piedad de los savoneses hizo todo posible, además de una
plaza ante el Santuario y nueve capillitas distribuidas, de trecho en trecho,
para confortar a los fieles que peregrinaban, para visitar a la Madre.
LA MADRE DE LA MISERICORDIA Y LOS PAPAS
Los Sumos Pontífices concedieron, en el transcurso de los
siglos, privilegios al Santuario de la Madre de Misericordia. El primero en
visitarlo fue Su Santidad Paulo III, en 1538.
En 1809, Su Santidad Pío VII llegó a Savona, en calidad de
prisionero de Napoleón Bonaparte. El pueblo pidió al Papa que coronase a la
sagrada Imagen, que había sido despojada impíamente de la corona y demás dones
con que sus hijos la habían adornado.
El
10 de mayo de 1815, ya libre de su cautiverio, Pío VII cumplió su promesa: hizo
la solemne coronación de María Santísima de la Misericordia, en el Camarín del
Santuario.
La Hermandad gaditana se funda en la segunda mitad del S.XVIII en el Convento de Nuestra Señora del Carmen, poco después de que este abriera sus puertas en 1743, allí la colonia genovesa afincada en la ciudad de Cádiz, fundó está noble Hermandad evocando a la primitiva como Compañía Espiritual del Santo Rosario, casi simultanemente se trasladan de sede la Archicofradía del Carmen y esta Hermandad de la Misericordia, pues el 23 de Marzo de 1761, la Virgen del Carmen es trasladada con su Cofradía desde Santo Domingo donde se funda y tiene su sede desde 1737, hasta el Convento de los Carmelitas donde se entroniza su imagen titular ocupando el Camarín del Altar Mayor.
Así mismo el 2 de octubre de 1762, habiendo ya la Hermandad de la Misericordia, labrado a su costa el impresionante retablo marmóreo del crucero del Convento Dominicano, traslada allí a la Imagen de la Virgen junto con el venerable Antonio Botta, en solemne procesión del Rosario.
Allí se venera gozando de gran devoción y teniendo entre sus enseres hermosas prendas en su ajuar y para su culto, muchas preseas de las cuales se perdieron tras los desastres de la guerra y debido a la decandencia que ya arrastraba esta hermandad, la familia de origen genovés que entonces la cuidaba (cuentan que se llevó lo que quedaba de Ella) y dejó en el templo al Venerabe Antonio Botta.
Es una célebre noticia que el Superior de los Dominicos de Cádiz, Fray Pascual Saturio, haya tenido a bien elegir precisamente este año de la Misericordia para devolver a Cádiz y a su historia religiosa esta entrañable advocación, con una preciosa imagen de la Virgen de escuela montañesina que por regalo del destino, tiene un parecido inmenso con la desaparecida. Pronto veremos de nuevo esa escena de la aparición en el altar que se levantó en honor y gloria de la Virgen de la Misericordia, la devoción genovesa-gaditana que como tantas se borraron misteriosas en el tiempo y que hoy la piedad del pueblo gaditano recupera para su historia y gracia.
SALVE REGINA - MATER MISERICORDIAE
Luis Manuel Real Guerrero
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