ORACIÓN
Oh bienaventurada Santa Teresita del Niño Jesús, que habéis prometido hacer caer una lluvia de rosas, desde el cielo, dirigid a mí vuestros ojos misericordiosos y escuchadme en mis múltiples necesidades. Grande es vuestro poder porque Dios os ha hecho grande entro los santos del cielo.
Os suplico, pues, oh mi amable protectora, me alcancéis de Dios las gracias que os pido, siempre que sea para mayor honra de Dios y salvación de mi alma. Os suplico de un modo especial que me hagáis participar de las rosas que nos habéis prometido, apartando mi corazón de las vanidades y placeres caducos de esta vida, y enseñándome a amar a Jesús y a María con amor verdadero, para que así pueda un día gozar con vos de la eterna bienaventuranza. Así sea.
V. Rogad por nosotros, oh bienaventurada Santa Teresita
R. Para que seamos dignos de la lluvia de rosas que nos habéis prometido.
¡Amabilísima Santa Teresita del Niño Jesús! Al celebrar tu gloria, bendecimos a Dios por su providencia en predestinarte y ofrecer al mundo tu vida como ejemplar de virtudes heroicas para animar a cuantos, camino del Cielo, sienten desaliento y cautivar a los que no gustan de las cosas divinas.
Agradecidas acuden a tu altar todas las almas, viendo que, conforme a tu promesa, no permaneces inactiva en el cielo, sino que haces descender la lluvia de rosas y gracias y tanto favoreces a los que te invocan que, fiel a tu palabra, tienes tu cielo en la tierra, haciendo bien.
Sigue, celestial Santa Teresita, favoreciéndonos; bendice en especial a cuantos pertenecen a tu Pía Unión; haz que en las tierras de la infidelidad alumbre la luz cristiana, para que todos podamos gozarnos un día eternamente en el amor y en la presencia de Jesús. Amén.
Gloria a ti Teresita graciosa,
gloria a ti bella flor del Carmelo;
gloria a ti que eres paz y consuelo
del mortal que te implora favor.
1. Desde el Cielo en que gozas y reinas
haz que baje tu lluvia de rosas
a la Iglesia a las almas que ansiosas
en ti ponen confianza y amor.
2. Tú viniste a la tierra cual ángel
a enseñar tu camino de infancia,
que es amor, es pureza y fragancia
y un trasunto feliz del Edén.
3. Tú sentiste de apóstol la llama
encerrada en estrecho convento;
todo el mundo salvar fue tu intento
y ofrecerlo a Jesús, Sumo Bien.
4. Óyenos Teresita graciosa,
del Carmelo ornamento y honor;
óyenos de Jesús bella rosa,
nueva flor en el Reino de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario