miércoles, 14 de diciembre de 2011

14 de Diciembre, San Juan de la Cruz, (Doctor de la Iglesia Universal)



ORACIÓN 
¡Glorioso San Juan de la Cruz, verdadero modelo de inocencia y penitencia! yo os felicito por la victoria que alcanzasteis sobre vuestros enemigos y por la gloria, grandeza y poder de que gozáis. Reformador de la Orden Carmelitana, reformad mi alma, llena de miserias, haciendo que conozca lo perecedero de este mundo, para despreciarlo, y lo sólido y constante de la virtud, para amarla. Consejero intimo de Santa Teresa de Jesús, inducid mi espíritu a que constantemente busque y alegremente abrace la perfección cristiana, para que, si un día, preguntado por Dios, que es lo que quiero por mis trabajos, pueda responder, como vos respondisteis: Señor, padecer y ser despreciado por vos. Alcanzadme este santo deseo y la gracia de saberos imitar en la tierra, para después poderos acompañar en el cielo. Amén.




 GOZOS

Pues sois Padre generoso
Del reformado Carmelo,
Dadnos favor y consuelo,
San Juan de la Cruz glorioso.

En las alas del amor
Y espinas de penitencia,
Subís, Juan, a la eminencia
De insigne reformador.
En este divino ardor
Seguiste a Elías celoso.
Dadnos favor y consuelo,
San Juan de la Cruz glorioso.

Apenas nacísteis, Juan,
Cuando Jesús y María
Os dan la mano a porfía
Para ser su Capellán:
Ambos con Vos siempre están
Para haceros venturoso.
Dadnos favor y consuelo,
San Juan de la Cruz glorioso.

De Jesús en el costado
Tuvisteis, Juan, la morada,
No buscando gusto en nada,
Fuera de Jesús amado.
¡Oh Querubín abrasado,
De todos modos dichoso!
Dadnos favor y consuelo,
San Juan de la Cruz glorioso.

De inocencia revestido
En el primer sacrificio,
De Capellán el oficio
Hicisteis bien y cumplido:
Por ser más agradecido
Buscáis siempre lo penoso.
Dadnos favor y consuelo,
San Juan de la Cruz glorioso. 

A Jesucristo imitasteis,
Negándoos a Vos mismo,
Queriendo ser uno mismo
En la Cruz, que tanto amasteis.
En ella, pues, os quedasteis,
De más penas siempre ansioso.
Dadnos favor y consuelo,
San Juan de la Cruz glorioso.

La Cruz tomáis por empresa
Del reformado Carmelo,
Y por subir más de vuelo
Os descalzáis con Teresa:
Si esto a todos embelesa,
Os hizo ti Vos más dichoso.
Dadnos favor y consuelo,
San Juan de la Cruz glorioso. 

Por tan crecidos favores
Os llegó Cristo a ofrecer
Coronas para escoger;
Mas elegís los mayores
Desprecios y confusiones
Por Jesucristo amoroso.
Dadnos favor y consuelo,
San Juan de la Cruz glorioso.

De la cumbre del Carmelo
Compasivo al valle vais,
Y a todo pobre le dais
Por sustento el pan del Cielo.
Todos quedan con consuelo
De veros tan dadivoso.
Dadnos favor y consuelo,
San Juan de la Cruz glorioso. 

Siguiendo Vos este plan,
Del divino amor flechado,
En Cristo crucificado
Vivís transformado, Juan;
Esta gracia fue el imán
Que os hizo muy portentoso.
Dadnos favor y consuelo,
San Juan de la Cruz glorioso.

Son de toda enfermedad
Vuestras reliquias medicina,
Universal oficina
De perenne sanidad:
A todos con brevedad
Sanáis siempre prodigioso.
Dadnos favor y consuelo,
San Juan de la Cruz glorioso.

Mil veces afortunados
Son ¡oh Juan! vuestros devotos;
Pues logran por Vos sus votos
Y favores duplicados,
Y por eso, entusiasmados,
Os aclaman poderoso.
Dadnos favor y consuelo,
San Juan de la Cruz glorioso.

Trabajo y oposición
En reformar padecéis;
Pero todo lo vencéis
Con paciencia y oración:
La mayor contradicción
Sufrís blando y cariñoso.
Dadnos favor y consuelo,
San Juan de la Cruz glorioso. 

Pues sois Padre generoso
Del reformado Carmelo,
Dadnos favor y consuelo,
San Juan de la Cruz glorioso.



V. Rogad por nosotros, Padre nuestro, San Juan de la Cruz.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.



Oración. Omnipotente Dios y Señor, que al bendito San Juan le concedisteis ser amante fervoroso de los trabajos, desprecios y cruz de vuestro Santísimo Hijo, y una abnegación perfecta de sus pasiones y apetitos; concédenos, Señor, por sus méritos y ruegos, que, imitando ahora sus virtudes, merezcamos en el Cielo ser compañeros de su gloria por los siglos de los siglos. Amén.


Un pastorcico solo está penado,
ajeno de placer y de contento,
y en su pastora puesto el pensamiento,
y el pecho del amor muy lastimado.

No llora por haberle amor llagado,
que no le pena verse así afligido,
aunque en el corazón está herido;
mas llora por pensar que está olvidado.
Que sólo de pensar que está olvidado
de su bella pastora, con gran pena
se deja maltratar en tierra ajena,
el pecho del amor muy lastimado.

Y dice el pastorcito: ¡Ay, desdichado
de aquel que de mi amor ha hecho ausencia
y no quiere gozar la mi presencia,
y el pecho por su amor muy lastimado!

Y a cabo de un gran rato se ha encumbrado
sobre un árbol, do abrió sus brazos bellos,
y muerto se ha quedado asido dellos,
el pecho del amor muy lastimado.

 

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