miércoles, 2 de noviembre de 2011

2 de Noviembre, Conmemoración de los Fieles Difuntos.

Nuestra Señora del Carmen, Abogada de las almas del Purgatorio.


¡Virgen Santa! Durante toda mi vida habéis sido mi tierna Madre; Vos me habéis obtenido gracias sin número en todos los peligros y en todas mis penas, y Vos no me abandonaréis en la hora terrible de mi muerte. Mas hoy os pido una gracia especial, como bondadosa consoladora de los afligidos, y es la de que tengáis piedad de las desgraciadas almas que el reato de culpas retiene cautivas en el fuego del Purgatorio. Vos, amantísima Reina del Carmelo, me habéis permitido que os llame mi buena y dulce Madre: sedlo también de las infortunadas almas por las cuales yo suplico a vuestro corazón tan compasivo. Dejaos conmover por mis lágrimas y mis plegarias, para que los sufridos lamentos que parten de aquel lugar de tristeza y de miseria lleguen hasta Vos, y, cual piadosa medianera entre Dios y las almas que están allí detenidas, obtener su pronta liberación. Esta es la gracia que os solicito ¡oh Madre de Dios! y que os ruego concedáis á vuestros hijos.



No dejéis de utilizar el poder que se dignó concederos vuestro Unigénito Hijo, especialmente en el día vuestro del sábado. Amén.



Extracto del Discurso de la Verdad

"Memento homo, quia pulvis es, et in pulverem revertis". Es la primera verdad que debe reinar en nuestros corazones: polvo y ceniza, corrupción y gusanos, sepulcro y olvido. Todo se acaba: hoy somos y mañana no parecemos, hoy faltamos a los ojos de las gentes, mañana somos borrados del corazón de los hombres.

Breves son los días de el hombre, dice el Santo Job. (Job, cap.14) pasan como flores y sus años son semejantes a los rocíos de los prados, son nuestros días como las aguas de los ríos, que nunca vuelven atrás y así son irrecuperables, pasaron y con ellos nuestras obras. El hombre nace para trabajos, llorando entra en el mundo, en trabajos vive y con dolor muere, sus días florecerán como la flor del campo, dice el Profeta. (PSalm.120.).

A grandes peligros está puesta esta flor, el sol la quema, el cierzo la seca, un hombre la pisa, un animal la pace, el agua la ahoga y el calor la marchita. Pues a tantos riesgos está sujeta tu miserable vida, hombre vano, razón es que la cuides. (...)



Allí hay vida donde bien se vive, algunos comienzan a vivir cuando van a morir. Miren, que vida alcanzarán los que al entrar en el otro siglo quieren empezar su buena vida?. Ofrecen a Dios sacrificios de muertos, que son los de su vejez, débiles y miserables. Si acá viéramos que un hombre de ochenta años pretendía entrar como paje del Rey, no haríamos burla de su imprudencia, pues empezaba a servir cuando ya era razón que estuviese cargado de méritos como de años?. Pues lo mismo sucede a estos mentecatos, No es bueno ni malo el vivir, pues es común a los hombres y a las bestias, solo el vivir es loable. (...)



Si tuviéramos delante de nosotros la verdad, esta es, no hay otra, la mortaja que hemos de llevar, había de ser vista todos los días por lo menos, con la consideración que si te acordaras que has de ser cubierto de tierra y pisado de todos, con facilidad olvidarías las honras y estados de este siglo; Y si consideras los viles gusanos que han de comer ese cuerpo, y cuan feo y abominable ha de estar en la sepultura, y como esos ojos que están leyendo estas letras, han de ser comidos de la tierra y esas manos han de ser comidas y secas, y las sedas y galas que hoy tuviste, se convertirán en una mortaja podrida, los ambares en hedor, tu hermosura y gentileza en gusanos, tu familia y grandeza en la mayor soledad que es imaginable. Mira una bóveda, entra en ella con la consideración, ponte a mirar a tus padres o a tu mujer (si la has perdido), los amigos que conocías: Mira que silencio! No se oye ruido, solo el roer de las carcomas y gusanos, tan solamente percibe. Y el estruendo de pajes y lacayos donde está?, acá se queda todo: Repara las alhajas del palacio de los muertos, algunas telarañas son. Y la mitra y la corona? También acá la dejaron. Repara hermano mío, que esto sin duda ha de pasar y toda tu compostura de ser deshecha en huesos áridos, horribles y espantosos, tanto que la persona que hoy juzgas mas te quiere, sea tu mujer, tu hijo o tu marido, al instante en que expires, se ha de asombrar de verte y a quien hacías compañía has de servir de asombro.

Venerable Don Miguel de Mañara


Memento homo, quia pulvis es, et in pulverem revertis



Salve, Virgen pura,
Salve, Virgen Madre,
Salve, Virgen bella,
Reina Virgen, Salve.

Gózate, María,
Patrona del Carmen,
Con las alabanzas
Que dan tus cofrades.

Tu amparo buscamos
Benigno y suave,
Hoy los desterrados
En aqueste valle.

Eres del Carmelo
La Pastora amable,
Que tus ovejuelas
Das pasto suave.

A Ti, pues, clamamos
Buscando piedades:
¡Ea, pues, Señora,
No nos desampares!

Es tu Escapulario
La cadena grande
Con que se aprisiona
El dragón infame.

Vuelve ya a nosotros
¡Oh piadosa Madre!
Tus benignos ojos,
Llenos de piedades.

Pues con tu defensa
Viven tus cofrades
Libres de peligros
Y de todos males.

 Muéstranos, María,
Benigno y afable,
De tu puro vientre
El fruto admirable.

Es contra el Infierno
Tu poder tan grande,
Que libras las almas
De eternos volcanes.

Si, por nuestras culpas,
Penas a millares
Merecemos todos,
Tu favor nos salve.

Y, si al Purgatorio
Bajan tus Cofrades,
Pedimos, Señora,
Que al punto los saques.

¡Oh clemente! ¡oh pía!
¡Oh cándida ave!
¡Oh dulce María!
Salve, Salve, Salve.

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