Nuestra Señora
del Monte Carmelo
Según tradición carmelita, el día de Pentecostés, ciertos piadosos varones, que habían seguido la traza de vida de los Profetas Elías y Eliseo, abrazaron la fe crisitana ; siendo ellos los primeros que levantaron un templo a la Virgen María en la cumbre del Monte Carmelo, en el lugar mismo desde donde Elías viera la nuve, que figuraba la fecundidad de la Madre de Dios. Estos religiosos se llamaron Hermanos de Santa María del Monte Carmelo, y pasaron a Europa en el siglo XIII , con los Cruzados, aprobando su regla Innocencio IV en 1245, bajo el generalato de San Simón Stock.
El 16 de julio de 1251, la Virgen María se apareció a ese su fervoroso servidor, y le entregó el hábito que había de ser su signo distintivo. Inocencio bendijo ese hábito y le otorgó varios privilegios, no sólo para los religiosos de la Orden, sino también para todos los Cofrades de Nuestra Señora del Monte Carmelo. Llevando éstos el escapulario, que es la reducción del que llevan los Carmelitas, participan de todos los méritos y oraciones de la Orden y peuden esperar de la Sma. Virgen verse pronto libres del Purgatorio, si hubieran sido fieles en observar las condiciones impuestas para su uso.
En este día pidamos acrecentamiento de devoción a María Santísima que tan espléndida es con sus devotos; pues promete a los que llevaren puesto su santo escapulario la eterna salvación y el alivio y abreviación de las penas del Purgatorio.
Vallamos a María, quien nos llama con su voz dulcísima de Madre.
La Flor
del Carmelo
del Carmelo
¡ Oh Bellísima Flor del Carmelo, Fructífera Viña, Resplandor del Cielo, Madre Singular del Hijo de Dios, Virgen Siempre Pura !
Madre Santísima, después de habernos traído el Hijo de Dios, permanecísteis intacta y sin mancha ninguna.
¡ Oh Bienavernturada Siempre Virgen, asistídme en esta necesidad !
¡ Oh Estrella del Mar, auxiliad y protegédme !
¡ Oh María, sin pecado concebida,
rogad por nosotros que recurrimos a vos !
¡ Madre y Ornamento del Carmelo,
rogad por nosotros !
¡Virgen, Flor del Carmelo,
rogad por nosotros!
¡ Patrona de los que visten el Santo Escapulario, rogad por nosotros !
¡ San José, fiel Amigo del Sagrado Corazón, rogad por nosotros !
¡ San José, Castísimo Esposo de María Santísima, rogad por nosotros !
¡ San José, nuestro Gran Protector,
rogad por nosotros !
¡ Dulce Corazón de María
sed nuestra Salvación !
Amén.
FELICITACION A NUESTRA MADRE Y SEÑORA DEL CARMEN CORONADA
15 DE JULIO DE 2011
Buenas noches Madre nuestra,
hoy de nuevo aquí nos tienes,
postrados ante tus plantas,
cuando en Cádiz se presiente,
tu hermosura por sus calles,
tu poderío y tu temple,
inundando de esperanza
el corazón de tu gente.
Hoy sueña el orbe Señora,
con tu faz tan encendida,
cual nubecilla pequeña,
delicada y ascendida,
que presintió sobre el mar,
nuestro Padre San Elías.
Ya entonces Virgen Bendita,
antes que Dios te engendrara,
tu eras Reina del Carmelo,
y el Carmelo era tu casa,
pues Dios te lo fue regando
con abundancia de Gracias.
Y así dulcísima Madre,
y así tiernísima hermana,
los ermitaños del Carmen
te hicieron patrona santa,
y juraron defender
tu Pureza Inmaculada,
profetizada por ese
que en llamas lleva su espada.
También Eliseo quiso
purificar nuestras aguas,
y se tornaron benditas
en vasijas embarradas
que derramaron bondad
en tu piadosa montaña.
Emerencia y Estolano,
tus abuelos Madre intacta,
conocieron el amor
en esa cumbre sagrada,
donde la estirpe divina
desde tu madre Santa Ana,
se vio en Redención cumplida,
de aquel que en tu seno abrazas.
Tu mismo cuando eras Niña,
visitabas ese monte,
para admirar la belleza
de sus frutos y sus flores,
y también con San José,
con el Bautista hecho hombre,
y como no, con Jesús
el Señor de los señores.
Allí fuisteis recibidos
por tus hijos predilectos,
que imitando al gran profeta
juraron pobreza y celo,
en alabanza Divina,
y en casto amor sempiterno.
Desde entonces Soberana,
la montaña en la que Elías,
voló en el carro de fuego,
a la morada Divina,
se convirtió en otra casa,
con austeridad de vida
para honrarte y bendecirte,
Piadosa Virgen María.
La gente empezó a llamarlos,
los hermanos de María,
la que en el Monte Carmelo,
Bienaventurada guía,
a esos pobres eremitas,
que de frutas y hortalizas,
viven en la tierra fértil
orando de noche y día.
Con vientos y tempestades,
luchó esta orden gloriosa,
perseguida sin motivo,
y acogida venturosa
bajo el manto protector
de tu sonrisa amorosa.
Te invocó aquél general
Simón Stock que rendido,
recibió el favor con gozo,
de tu precioso vestido.
La librea salvadora
que en nuestros pechos contritos,
revisten la protección
de tu santo patrocino
sobre los que a ti clamamos,
escapulario bendito,
que nos hace mas cercanos,
más predilectos, más hijos...
Y fue un dieciséis de Julio,
cuando bajaste a decirnos,
que nunca nos dejas Madre,
que tu celestial auxilio,
se refleja en esa prenda,
que todos aquí vestimos,
y es el signo de tu amor,
de humildad y de servicio,
a ti como Madre nuestra,
a la Iglesia y a Dios mismo.
Salve pues flor del Carmelo,
en feliz aniversario,
de esa gloriosa visita
que recibió arrodillado,
el general de tu Orden,
cuando suplicó tu amparo.
Y bajaste tan hermosa,
entre destellos tan blancos,
que tu capa refulgía.
como el sol desde lo alto,
Allí nos diste Señora,
ese maternal regalo,
que es signo de servidumbre,
del pueblo sencillo y llano.
Hoy lo vestimos María,
porque somos tus esclavos.
Por eso y porque dijiste,
que el que muriera con Gracia,
llevando sobre su pecho,
tu librea soberana,
no padecería el infierno,
porque Tú Virgen Sagrada,
eres salvación bendita,
de quien fervoroso clama.
Más tarde te apareciste,
a un piadosísimo Papa,
y agrandaste tus favores,
en favor de nuestras almas.
Privilegio sabatino,
que concediste a tu casa,
de bajar al purgatorio,
un sábado de esperanza,
para librar a tus hijos
de esa terrible asechanza.
Hoy Madre nuestra del Carmen
venimos todos alegres,
a recordar a tu lado
cuanto nuestro te mereces,
por tu sin par protección,
por el consuelo que ofreces,
a los a tu amor se amparan,
los que sin ti, nada tienen,
sin tu dulce compañía,
en la vida y tras la muerte.
cuando vengas presurosa
a llevarnos para siempre.
Gracias Estrella del Mar,
por ser nuestra excelsa Madre,
gracias por ser la defensa,
en batallas y combates,
de nuestra vida diaria,
donde tu santo estandarte,
brilla como luna llena,
en ese monte radiante,
coronado con la cruz
y con tu nombre de Carmen,
que se invoca a todas horas
del mundo en todas las partes.
Felicidades María,
Bella emperatriz del Carmen,
que nos diste el ser tan tuyos,
que no hay nada que separe,
los corazones marrones
como la tierra fragante,
del tuyo blanco, tan blanco,
que se adivina al mirarte
la Gloria entera en tus ojos
Bella emperatriz del Carmen.
Hoy has bajado de nuevo,
al trono de tus cofrades,
te has puesto tu capa larga
recamada en alamares,
y has descendido tu mano
con ese gesto galante,
de revestirnos de gracia,
con hábito tan amable.
Gracias Reina de los Cielos,
dulcísimo relicario,
que es guarda de las promesas,
embate ante el adversario,
Salud para nuestras almas,
Alegría del Cristiano,
Refugio para el que sufre,
para el que te busca, amparo.
Gracias mi Virgen del Carmen,
Gracias sin fin ni descanso,
Gracias te damos Señora,
por tu Santo Escapulario.
Por tantas gracias, favores y beneficios, referidos en esta Novena y hechos a los que logran la dicha de ser tu familia, honrándose con este Sagrado vestido, te ofrecemos, Madre Santísima del Carmen este novenario y este besamanos y estos cantos en gratitud y en eterno agradecimiento por todos ellos.
Te ofrecemos también tus méritos, gracias, excelencias con toda la gracia y gloria que Dios Nuestro Señor tuvo a bien comunicarte: Te suplicamos, Madre Santísima te dignes de continuarnos tu gracia y maternal protección, para que enmiende nuestra vida y mejore nuestras costumbres.
Baje, señora, del Trono de tus piedades sobre todos los que vestimos tu santo Escapulario y sobre esta parroquia, esta ciudad y sus desfavorecidos que se acogen bajo tu capa blanca para cobijarse de tantas tribulaciones que achacan, el paro y la crisis, las disputas entre hermanos, la marginación y exclusión, el abandono y la enfermedad, imparte Madre del Carmen tu Santa Bendición, para que unidos en amor, en caridad y en gracia de Dios y vuestra, lleguemos a ponernos a tus pies en el Palacio de la Gloria.
Ya el reloj de este castillo,
con sus blancas espadañas,
anuncia primeras horas,
de tu Fiesta deseada.
Y como canta tu himno,
todos los Santos te aclaman,
cuando a las doce en tu iglesia,
Cádiz viene ante tus plantas,
para postrarse enterito,
ante tu augusta mirada.
San Simón y San Alberto,
en dos corceles de plata,
van tirando la carroza,
de oropeles adornada,
Eufrosia con Eufrisina,
agitan ramos de palma,
Y Magdalena de Pazzí,
te ofrece flagelo y lanza,
de su dulce penitencia,
por el Señor inmolada.
Teresita de Lisieux,
su inocencia te regala,
con las rosas que te llueven,
en estas horas tempranas.
Benedicta de la Cruz
y Teresa de los Andes,
llevan libros en las manos,
y te aclaman como Madre.
La Beata Isabel
de la Santa Trinidad,
lleva a la hermana Cristina
con halos de santidad.
Mientras la Madre Teresa,
La Santa grande de España,
con Juan de la Cruz deshoja,
esta orden reformada,
convirtiendo a los descalzos
en joyero de bonanza.
Pues Dios le hizo ver un día,
que en cada casa fundada,
Tu guardarías una puerta
y San José la contraria.
Favorece pues Señora,
a esta orden teresiana,
llénala de vocaciones,
nunca falte en esta casa,
la presencia de tus frailes,
que son la huella dejada,
por nuestra santa andariega,
que contra mil asechanzas,
hizo de esta religión
la mas gloriosa y amada.
En este Monte Carmelo,
tu eres la Estrella sin mancha,
la que ilumina el sendero,
para que nunca decaiga,
el aliento por llegar,
a cima tan anhelada,
donde Cristo y San José,
con la Trinidad más Santa,
todos los santos del cielo,
y los ángeles que cantan,
te colocan la Corona,
en esas sienes de nácar.
como un veintidós de Julio
que no se borra, ni empaña.
Hoy en el día de tu fiesta,
cuando todos te veneran,
recuerdo Madre bendita,
todo un año en esta iglesia,
para que sepamos todos,
que los sábados esperas,
la llegada de tus hijos,
lo mismo que en la Novena,
y en el Triduo de Noviembre,
y en Enero cuando velas,
el Sueño del Dios Bendito,
en procesión navideña.
Hoy Virgencita del Carmen,
me acuerdo de esas abuelas,
que no faltan aunque sea,
en un día de tu novena,
o cuando bajas tan linda,
a la altura en la que ellas,
pueden tocarte las manos,
con la oración mas sincera.
Hoy te pido mi Señora,
en el día de tu fiesta,
que te acuerdes con cariño,
de quien ya venir no pueda,
los que seguro en su cama,
el consuelo que destella,
es el beso a cada instante,
a tu preciosa librea.
Imitemos, mis hermanos,
a estas queridas abuelas,
y sea nuestro escapulario,
lo que Ella quiso que fuera,
no una insignia de cofrade,
no un distintivo cualquiera,
Sino su santo vestido,
que siempre en la cabecera,
recordemos lo que somos,
cuanto debemos a Ella,
y acariciemos, besemos,
ese obsequio que nos deja.
Y ahora mi Hermano Mayor,
mi querida Junta entera,
Querido Padre Prior,
y Frailes que aquí se encuentran,
Orden Seglar, mis hermanos,
y todos llenos de Ella.
Permitidme por favor,
unos piropos que al verla,
ya portentosa en su paso,
en el día de su fiesta,
me resuenan en el alma
de alegría tan inmensa.
Y es que tu cara Señora,
Madre tierna del Carmelo,
no nos deja indiferentes,
cuando en tus ojos nos vemos,
confiando en tu refugio,
abandonando sin miedo,
nuestra vida bajo el manto
blanco de pureza lleno.
Se haga pues el mentidero,
alfombra de sal y arena,
que formen arcos de gloria,
las flores de tu alameda,
y en el parque las palomas
batan sus plumas de seda.
De Arguelles a calle Carmen,
Cuantas plegarias te llenan,
de tus frailes y tus monjas,
que te aclaman como Reina.
Madre de los Carmelitas,
Priora santa y eterna,
de esta Orden que es la tuya
por eso tu la gobiernas.
Doscientos ciencuenta años,
hace desde aquella fecha,
que volaste cual paloma,
entre gentiles en fiesta,
que vinieron junto a ti,
como corte de princesa.
Perla de mil maravillas,
melodía de caracolas,
Honor, escudo y emblema
de la Marina española.
Dueña excelsa de esta casa,
Reina de Cádiz entero,
pues Cádiz viene por Julio,
a vivir al mentidero,
y en cola en tu besamanos,
espera turno de ruego,
para rendirse de hinojos
ante la Puerta del Cielo.
Carmen del mundo tu eres,
pues no hay Carmen en la tierra,
que mire como tu miras,
que llene como tu llenas,
que tenga lo que tu tienes
y que viva en la alameda
mirando siempre a los mares,
donde eres única Reina.
Todo aguarda que esta tarde,
el barrio estalle en plegarias,
con la salve marinera,
cuando vengas tan galana,
por el centro de la iglesia,
a la puerta de tu casa.
Donde los barcos de vela,
suenan sirenas de plata,
Y aunque mudas tus campanas
suenan en las espadañas,
clamando Estrella del Mar,
Flor del Carmen Coronada.
Cuando tu palio navegue,
entre sol y espumas blancas,
cuando al pisar tu cancel,
se escuche mil veces guapa,
por ser Bendición de Dios,
Purísima Inmaculada,
el Amparo y Patrocinio
que a manos llenas regalas.
Allí estaremos tus hijos,
los de hoy y los de siempre,
los que algún día se apartaron,
y en la distancia te sienten,
los que no pueden seguirte,
pero en el alma te tienen,
los que te siguen por julio,
y los que llevas perennes.
Salve Estrella de los Mares,
emperatriz del Carmelo,
se propicia a tus cofrades,
protégenos con desvelo,
en este día de tu santo,
que en tu mirar nos ponemos.
Ya sólo puedo Señora,
decir que empiece la Salve,
que todos canten a coro,
tu excelencias de Madre,
y te aclamen Coronada,
en este día tan grande.
Deben callar mis palabras
que hable Cádiz esta tarde,
cuando como Reina vayas
llenando de amor sus Calles,
entonces será una voz,
la que sin cesar te aclame
y te repita mil veces
VIVA LA VIRGEN DEL CARMEN.
Luis Manuel Real Guerrero
15 de Julio de 2011
Iglesia del Carmen de Cádiz
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