sábado, 25 de diciembre de 2010

Hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor...

El Niño de la Virgen del Carmen de Cádiz, puesto en el manifestador para la Misa del Gallo.


Se ha parado el minutero
Del reloj de las estrellas.
Un solo segundo acuna
La eternidad de la tierra.

Solo un suspiro entregado...
Una minúscula estela...
El susurro de una hoja
Cuando el aire balancea.

Una gota de rocío,
Una vara de azucena,
Una espuma de una ola
Y un aroma de canela

Lo pequeño se hace grande
Como la miel y la abeja.
Como se cuelan los besos
Por lo escueto de una reja.

Un solo segundo acuna
La eternidad de la tierra
Y caben mil universos
En la cera de una vela.

Se ha parado el minutero
En el fulgor de una estrella.
Porque la gloria del cielo
Cabe en un grano de arena

Abrigad los corazones
Dicen las coplas más viejas...
Porque en un soplo bendito
Cual estela de un cometa
Temblarán las partituras
Como la voz del profeta.

El firmamento un instante
Detiene todas las cuentas.
Por el ojo de un aguja
Pasa inmune la certeza
De ser la Verdad escrita
Con mayúscula en la tierra

El pergamino del tiempo
Florece a camara lenta...
Porque con un solo aliento
Desbordado en gracia plena
El magnificat del mundo
Es un ascua en la candela

Es una astilla de un leño
Un anillo en la madera,
Un gorrión tan humilde
Como una miga de avena.

Gloria bendita del cielo
Que su milagro alimenta
Con la savia inmaculada
De la luz de la inocencia.

Cabe la gracia de Dios
En la flor de una maceta.
Y con un solo suspiro
Quiebran murallas y piedras.

Se está cumpliendo lo escrito,
Abrid el alma a la entrega
Abandonad el espiritu
A la Verdad que se acerca

Es la luz para el camino,
Es La semilla perfecta,
Amparo, abrazo y cobijo
Consuelo, abrigo y pureza.
Se ha parado el minutero
Del reloj de las estrellas.
El universo nos mira
Y en sus labios tararea
Nanas de gloria infinita
Para el milagro que llega..
Y una voz desde lo alto
Nos llama a gritos, sin tregua,
Abrid el alma al milagro
Que hoy nace la vida nueva.
que en la cal de las entrañas
la esperanza reverdezca
con la humildad de un te quiero
que es fuente de su grandeza

El Amor de los amores
Está llamando a la puerta,
Abrid sin buscar razones
Porque razones no quedan..
Es un regalo bendito
Que cabe en una azucena
Tan grande como los mares,
Y el volar de los planetas...

Abrid el alma a la Vida
Que nace en una patena
Pequeña, como una rosa,
Pero eternamente inmensa..

Se ha parado el minutero
Del reloj de las estrellas.
Hoy es fiesta en las alturas
Y estamos de enhorabuena,
Y con un solo suspiro
“De Hagase lo que Dios quiera”
la gloria de las alturas
se derrama en su grandeza
con la Verdad hecha carne
y eternidad en la tierra.

Inmaculada Cáliz González




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