Oración para todos los días:
San José y Santa María, queremos peregrinar con vosotros desde vuestra casita de Nazaret a Belén, la casa del pan. Queremos gozar de vuestra compañía. Os queremos seguir como enamorados que caminan buscando vuestras huellas; como sedientos necesitados de llegar a la fuente de agua viva que lleváis con vosotros.
La soledad del alma solo se llena con la presencia del que ha de venir. Vosotros sois los portadores del esperado de las naciones. Cada aurora nos habla del sol que viene de lo alto. Decidnos: ¿cuánto tardará en brillar su luz sobre la faz de la Iglesia y sobre nosotros, sus hijos? Que la aurora se convierta en mediodía. Que nuestra fe se haga visión arrodillada en Belén.
Punto 5º.- Según los modernos exégetas, la tradición que pinta a María y José buscando sitio de posada en posada y que en todas se les niega, no debe ser real. En Oriente se da hospedaje a todo viajero. El Evangelio dice “que no había sitio para ellos en el mesón”. Hoy, con más realismo, se entiende que no había sitio adecuado para dar a luz la Virgen María. En las posadas, y más en aquellos días del censo, se hacinaban bestias, burros, camellos, corderos y hombres. José no huía de la pobreza; pero debió preferir antes que aquella barahunda, la calma y el silencio del campo para su Esposa y para que naciera el Hijo de Dios.
Ant.- Oh Sol que naces de lo Alto, resplandor de la Luz eterna,
Sol de justicia, ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.
V/ Cielos, enviad vuestro rocío.
R/ Ábrase la tierra y germine al Salvador.
Oremos. Señor Dios, que con la venida de tu Hijo has querido redimir al hombre
sentenciado a muerte, concede a los que van a adorarlo, hecho Niño en Belén, participar de los
bienes de su redención. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Campanilleros
Viajeros de toda Judea,
de la Galilea y la dispersión (bis)
han llegado a Belén estos días,
que todos acuden a hacerse el padrón.
A hacerse el padrón, a hacerse el padrón.
¡Oh pequeña ciudad de David!
En ti ha de nacer, nuestro Salvador.
Ya han llegado los Santos Esposos,
a Belén y buscan sitio en el mesón (bis)
pero encuentran que todo está lleno
y hombres y animales, levantan su voz.
Levantan su voz, levantan su voz.
Y en la noche, cuajada de estrellas,
solo a campo raso, sitio hay para Dios.
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