viernes, 25 de enero de 2013

25 de enero, Festividad del Milagroso Niño Jesús de Praga



CÁNTICO

Dulce Jesús mio,
dulce Redentor,
si pudiera amarte
con tu mismo Amor,
como Tú me quieres
te quisiera yo.


Vida de mi vida
y Amor de mi amor,
Cielo de los cielos,
Sol del mismo sol;

Dulce Jesús mío,
dulce Redentor,
a adorarte vengo,
mi DIOS y SEÑOR;
y si amor tuviera
digno de tu Amor:
como Tú me quieres
te quisiera yo.


Gloria de los Cielos
mi Dios y Señor,
dulce Jesús mio,
dulce Redentor,
dame lo que pides
y pídeme amor.

Tuyos son mis ojos,
tuyo el corazón,
tuya toda el alma,
tuyo cuanto yo;
y si amar pudiera
con tu mismo Amor,
si hombre solo fueses
y Dios fuera yo,
hombre yo me haría
porque fueses Dios...


Mírame,mi Vida,
mírame,mi Amor.
Que si brotan flores
donde mira el sol,
¿Que no harán tus ojos?
¿Qué no hará tu Amor?
Dulce Jesús mío,
dulce Redentor,
ve si cual me quieres
te quisiera yo.
 
 
 
 


CONSAGRACIÓN

Amabilísimo Niño Jesús de Praga, aclamado por todos como milagroso por los innumerables y extraordinarios favores que concedéis a cuantos os invocan. Cautiva nuestra alma de tus divinos hechizos de niño, nunca te olvidará y se acoge hoy bajo tu manto de Rey para gozar de la paz que nos tienes prometida, y allí poder recibir tu bendición, que como de Dios, la hará crecer en santidad y virtudes.

Por eso nos consagramos rendidamente a tu santo servicio; seremos devotos fervientes de Praga. Hijos de tu amor, responderemos a tu predilección por nuestras almas, ofreciéndote desde ahora y para siempre cuanto somos, cuanto anhelamos; la vida de nuestros sentidos, las aspiraciones de nuestro corazón, los amores de nuestras almas que te pertenecen por derecho de filiación y deuda de conquista, al crearnos y redimirnos.

Niño Divino, Rey de Praga, Dios de la Infancia. Recibe nuestro ofrecimiento, hazlo eficaz con tu poder infinito para ser tuyos por siempre en la tierra y en el cielo. Así sea.


 






A tus Plantas, ¡Oh Niño de Praga!
ya no existe en la vida dolor;
nuestro pecho de dicha se inflama,
nuestro ser se conmueve de amor.


¿quien endulza cual Tú mi amargura?
¿quien mitiga cual Tú mi aflicción?
Tú eres sólo, Jesús, ¡ay! quien cura.
las heridas de mi corazón.


A tus Plantas, ¡Oh Niño de Praga!
ya no existe en la vida dolor;

nuestro pecho de dicha se inflama,
nuestro ser se conmueve de amor.


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