miércoles, 25 de julio de 2012

23 de Julio, María Madre de la Divina Gracia.

La Divina Pastora de las Almas, ataviada con hábito Carmelitano.
Cuando todavía nos encontramos inmersos en la octava de la Fiesta del Carmen, el Carmelo celebra a María como Madre de la Divina Gracia, y nosotros en nuestra "sacristía" le dedicamos esta fiesta a la Divina Pastora de las Almas, que ataviada durante todo el mes de Julio con el hábito Carmelitano, recibe de todos el cariño y ofrenda filial. Estas dos advocaciones en una van unidas desde hace siglos, pues la bucólica representación de María como Pastora Mística de los carmelitas ya se representó en varias ocasiones, relacionando el risco pastoril con el Monte Carmelo, donde reina la Virgen Santísima nuestra Madre.

También habría que decir que el mismo Fray Isidoro de Sevilla, Capuchino impulsor de esta advocación pastoreña, al cual se le inspiró la Virgen en esas galas de Pastora, en todas sus predicaciones maríanas sacaba del pecho su Santo Escapulario, que perennemente llevaba al cuello y exortaba a todos los fieles a vestirlo y venerarlo como vestido de María Santísima, al igual que el Beato Fray Diego José de Cádiz, llamado "Segundo Apostol de la Divina Pastora" por su extremada devoción y promoción, también profesaba gran amor al carmen y a su Escapulario, llegando al punto de repartir e imponer entre las multitudes en sus predicaciones, escapularios que llevaba.

El hábito del Carmen es el vestido de la Virgen, el mismo que Ella nos regaló por medio de San Simón Stock en 1251, siendo así cualquier imagen que se revista así, no se viste del Carmen, sino de Ella misma, de María Santísima, abogada y mediadora nuestra.

Que la Divina Pastora Carmelitana, interceda por las vocaciones capuchinas y carmelitas, por la vida Consagrada en general y por toda la Iglesia, que con su callado nos acompañe en el camino y nos asista con su amparo glorioso en la hora de nuestra muerte.



La Santísima Virgen, predestinada desde toda la eternidad como Madre de Dios juntamente con la Encarnación del Verbo, por disposición de la divina Providencia, fue en la tierra la Madre excelsa del divino Redentor compañera singularmente generosa entre todas las demás criaturas y humilde esclava del Señor.
Concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo al Padre en el templo, padeciendo con su Hijo cuando moría en la cruz, cooperó en forma enteramente impar a la obra del Salvador con la obediencia, la fe, la esperanza y la ardiente caridad con el fin de restaurar la vida sobrenatural de las almas. Por eso es nuestra Madre en el orden de la gracia (LG 61).

Del Común de la Santísima Virgen Maria

Oficio de lectura

SEGUNDA LECTURA
De la Homilía que san Cirilo de Alejandría, obispo, pronuncio en el Concilio de Efeso.
(Hom.4; PG77,991 B,C,D,995C)

Acceso a la fuente de la gracia por Maria
Te saludamos, Maria, Madre de Dios, sagrado tesoro de todo el universo, lámpara inextinguible, corona de la virginidad, cetro de la ortodoxia, templo indestructible, morada del que no cabe en ligar alguna, madre y virgen, gracias a la cual se llama bendito, en los santos Evangelios, al que viene en nombre del Señor.

Te saludamos a ti, que abarcaste en tus limpias entrañas virginales al inmenso e incomprensible. Por ti recibe gloria y adoración la santa Trinidad. Por ti se rinden veneración y culto a la preciosa cruz en el mundo entero. Por ti exulta el paraíso. Por ti los Ángeles y los arcángeles se regocijan. Por ti los demonios emprenden la huida. Por ti el tentador fue derrocado de las alturas. Por ti el hombre caído en el pecado halla acogida en el cielo. Por ti toda criatura, sujeta a la alineación de los ídolos, llega al conocimiento de la verdad. Por ti los creyentes obtienen la gracia del santo bautismo y el óleo de la alegría. Por ti han eregido Iglesias en toda la redondez de la tierra. Por ti los pueblos se sienten atraídos a la conversión.

¿Que más añadiré? Por ti el hijo único de Dios brillo como una luz sobre los que vivían en tinieblas y en sombra de muerte. Por ti los profetas vaticinaron. Por ti los apóstoles predicaron el mensaje de la salvación de las naciones. Por ti los muertos despiertan a la vida. Por ti los reyes reinan, por la gracia de la santa Trinidad.

Y ¿Que humano fuera capaz de enaltecer a Maria, como se merece, siendo tan digna de encomio? Ella es a un tiempo madre y virgen; ¡maravilla de las maravillas! Un prodigio así me enajena de asombro. ¿Quien oyó jamás decir que se prohibiese a un arquitecto vivir en el mismo templo que el edifico? ¿A quien se echaría en cara el haber adoptado por madre a su propia sirvienta?

Así, pues, hoy todo rebosa de alegría. Ojala nos sea dado tributar reverente adoración a la Unidad y culto estremecido a la indivisa Trinidad, mientras celebramos con nuestras alabanzas a la siempre Virgen Maria, templo santo de Dios, y a su hijo y a su casto esposo que al Señor pertenece la gloria por los siglos de los siglos. Amen


RESPONSORIO Hb.4,16

R. Acerquémonos con seguridad al trono de la gracia.*Para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.

V. A ti, oh Virgen, suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lagrimas.
*Para alcanzar...



HIMNO

Pues que tu, reina del cielo,
tanto vales,
da remedio a nuestros males.

Quien podrá tanto alabarte
según es tu merecer;
quien sabrá tan bien loarte
que no le falte saber;
pues que para nos valer
tanto vales,
de remedio a nuestros males.

¡Oh Madre de Dios hombre!
¡oh concierto de concordia!
Tú, que tienes por renombre
Madre de misericordia;
pues para quitar discordia
tanto vales,
de remedio de nuestros males.

Tú, que estabas ta criada
cuando el mundo se crió;
tú, que estabas muy guardada
para quien de ti nació;
pues por ti nos conoció,
si no vales
fenecerán nuestro males.

Tú, que eres flor de las flores,
tú, que del cielo eres puerta,
tú, que eres olor de olores,
tú, que das gloria muy cierta;
si de la muerte muy muerta
no nos vales,
no hay remedio a nuestros males. Amen.
El barco del Carmelo reza y canta,
al hacerse a la mar del nuevo día,
y en su mástil por vela se levanta
el santo Escapulario de María. 


En la Montaña gloriosa
 donde germina el Carmelo,
florece su exclesa Dueña
en el risco de aquel suelo,
La Reina y la Soberana, 
la dulzura y el anhelo,
la hermosura más humana
y más divina en su vuelo.
¡¡Madre y Divina Pastora
Señora y Flor del Carmelo!!


Por esa Santa Librea,
Pastorcita del Carmelo,
bajo tu capa amorosa,
llévanos contigo al Cielo.

El Santo Niño Rey de la Paz, ataviado de Carmelita Descalzo, a las plantas de la Divina Pastora

 Madre y Reina, Pastora Carmelitana

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Ruega por nosotros

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