martes, 20 de diciembre de 2011

Jornaditas II

Día Segundo (19 dic.)

Oración para todos los días:

San José y Santa María, queremos peregrinar con vosotros desde vuestra casita de
Nazaret a Belén, la casa del pan. Queremos gozar de vuestra compañía. Os queremos seguir
como enamorados que caminan buscando vuestras huellas; como sedientos necesitados de
llegar a la fuente de agua viva que lleváis con vosotros.

La soledad del alma solo se llena con la presencia del que ha de venir. Vosotros sois
los portadores del esperado de las naciones. Cada aurora nos habla del sol que viene de lo
alto. Decidnos: ¿cuánto tardará en brillar su luz sobre la faz de la Iglesia y sobre nosotros, sus
hijos? Que la aurora se convierta en mediodía. Que nuestra fe se haga visión arrodillada en
Belén.

Punto 2º.- Toda tierra extraña es nuestra patria, y toda patria, tierra extraña. Con fe,
esperanza y caridad se avanza por la senda de Dios. Hay que vivir en fe oscura y verdadera,
en esperanza cierta y caridad entera, esperando allá nuestros bienes, viviendo acá como
peregrinos, pobres, desterrados, huérfanos, sin camino y sin nada, esperándolo allá todo. Y
nuestro Todo es el Niño encerrado ahora en el seno virginal de María, que nacerá para ser
uno de nuestra tierra, de nuestro barrio, de nuestra comunidad. El es nuestro tesoro, por El lo
arriesgamos todo y ¡qué hermoso es este riesgo!

Ant.- Oh Adonai, Pastor de la Casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza
ardiente y en el Sinaí le diste tu ley, ven a librarnos con el poder de tu brazo.

V/ Cielos, enviad vuestro rocío.
R/ Ábrase la tierra y germine al Salvador.


Oremos. Despierta, Señor, nuestros corazones para preparar los caminos de tu Unigénito, a
fin de que con su venida podamos servirte con mente pura y sincera. Por El que vive y reina
por los siglos de siglos. Amén.



Campanilleros

Caminando va otra vez la Virgen,
Galilea deja y en Judea entró (bis)
No se fija en que el camino es duro,
que va recogida en contemplación.
En contemplación, en contemplación.
Y José, que a su lado camina,
contempla a su Esposa, que es Madre de Dios.

Sobre humilde y pobre borriquillo,
la frágil doncella, sonriente va.(bis)
Ella sabe que lleva en su seno
al Dios de los cielos, al Rey celestial.
Pronto alumbrará, pronto alumbrará,
al Mesías que espera su pueblo,
al Niño Emmanuel, Príncipe de Paz.

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