Al llegar a la Iglesia del barrio de la Feria, los fieles ofrecían efusivos aplausos a la imagen y a todas las hermanas, la dolorosa de la Amargura se encontraba radiante a los piés de su camarín para estrechar en abrazo maternal a la nueva Beata de la Iglesia, con un respeto impresionante fueron pasando las hermanas de dos en dos besando las manos de la Señora.
Una jornada de Gloria para la Cristiandad y para la Compañía de la Cruz que ya ha elevado a los altares a la segunda hermana de su Congregación.
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