Día Primero (18 dic.)
Oración para todos los días:
San José y Santa María, queremos peregrinar con vosotros desde vuestra casita de Nazaret a Belén, la casa del pan. Queremos gozar de vuestra compañía. Os queremos seguir como enamorados que caminan buscando vuestras huellas; como sedientos necesitados de llegar a la fuente de agua viva que lleváis con vosotros.
La soledad del alma solo se llena con la presencia del que ha de venir. Vosotros sois los portadores del esperado de las naciones. Cada aurora nos habla del sol que viene de lo alto. Decidnos: ¿cuánto tardará en brillar su luz sobre la faz de la Iglesia y sobre nosotros, sus hijos? Que la aurora se convierta en mediodía. Que nuestra fe se haga visión arrodillada en Belén.
Punto 1º.- María y José emprenden un camino de obediencia a una ley de los hombres,
reflejo de la voluntad de Dios sobre ellos. Han de ir a empadronarse a Belén. Nada de milagros por un camino pedregoso para ellos como para todos los mortales. La igualdad con los demás peregrinos y caminantes es su alegría más grande. Compartir las fatigas del camino con todos los demás es crear sociedad de amor. Los pies cansados, sí, pero los ojos llenos de sol, y el corazón a todo ritmo, ligeros de equipaje. ¡Qué bien se camina así!
Ant.- Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro
confín y ordenándolo todo con firmeza y suavidad, ven y muéstranos el camino de salvación.
V/ Cielos, enviad vuestro rocío.
R/ Ábrase la tierra y germine al Salvador.
Oremos.- Estás viendo, Señor, cómo tu pueblo espera con fe la fiesta del Nacimiento de
tu Hijo; concédenos llegar a la Navidad, fiesta de gozo y salvación, y poder celebrarla con
alegría desbordante. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Campanilleros
De Judea ha vuelto la Virgen
donde ha asistido a su prima Isabel (bis)
y ahora anhela vivir escondida,
sola y recogida, allá en Nazaret.
Allá en Nazaret, allá en Nazaret.
Y en Belén, decían los Profetas,
es donde el Mesías, deberá nacer.
Un edicto que promulgó Augusto,
hizo que salieran María y José (bis)
y por fríos y ásperos caminos
para empadronarse, marchan a Belén.
Marchan a Belén, marchan a Belén.
Y en el seno de la Virgen Madre,
va Dios escondido, presto a aparecer.
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