Truecas mi corazón, aunque engañado
le miras fluctar a impulso vario;
Y ese tu amable rostro incendiario
Dardo de amor dispara y de él llagado:
Mírame que a tus plantas ya postrado
te ruego con fervor, mi gran Teresa...
Que tires del anzuelo en el que presa
permanezca mi alma y yo tu amante,
siempre lo sea, tan fino... tan constante
Que el fuego de tu amor me haga pavesa.
Te pido, te suplico Santa mía,
ya que de mi triunfaste generosa,
no me dejes; y si fina y celosa,
sigas siendo mi encanto noche y día:
Si este favor me hicieras, yo sería
feliz y venturoso en este suelo,
sostenido y guardado ¡Oh que consuelo!
Por Teresa, la pobre Carmelita...
Hacedlo, sí, que mi alma ya excita
a serviros muy fiel por veros en el Cielo.
AMEN
¡Oh seráfica doctora!
¡Oh madre muy compasiva!
¡Viva Teresa, sí viva...
de España la protectora!
¡En que gozosa alegría
el Carmelo se inundó
cuando entre sus flores vio
una que sobresalía;
Con razón, que en sí tenía
su ilustre reformadora...
¡Viva Teresa, sí viva...
de España la protectora!
Nos alegra ver una imagen de Santa Teresa del Convento de Malagón, III Fundación, de nuestra Diócesis de Ciudad Real.
ResponderEliminar