miércoles, 7 de septiembre de 2011

8 de Septiembre, Natividad de la Santísima Virgen María.



Canto

Canten hoy, pues nacéis vos,
los ángeles, gran Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.

Canten hoy, pues a ver vienen
nacida su Reina bella,
que el fruto que esperan de ella
es por quien la gracia tienen.

Digan, Señora, de vos,
que habéis de ser su Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.

Pues de aquí a catorce años,
que en buena hora cumpláis,
verán el bien que nos dais,
remedio de tantos daños.

Canten y digan, por vos,
que desde hoy tienen Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.

Y nosotros, que esperamos
que llegue pronto Belén,
preparemos también,
el corazón y las manos.

Vete sembrando, Señora,
de paz nuestro corazón,
y ensayemos, desde ahora,
para cuando nazca Dios. Amén.


EL EVANGELIO DE LA NATIVIDAD DE MARIA


Prefacio
El suave requerimiento que me dirigís reclama de mí un trabajo relativamente fácil, pero penoso en grado sumo, por las cuidadosas precauciones que hay que tomar contra el error. Me pedís, en efecto, que ponga por escrito lo que haya encontrado en diversas fuentes sobre la vida y la natividad de la bienaventurada Virgen María hasta su incomparable parto y hasta los primeros momentos del Cristo, empresa poco difícil de ejecutar, pero singularmente presuntuosa, como os digo, por los peligros a que expone a la verdad. Porque lo que de mí exigís, hoy que las canas blanquean mi cabeza, lo he leído, sabedlo, cuando era joven, en un librito que cayó en mis manos. Ciertamente, después de ese lapsó, colmado por otras preocupaciones nada triviales, ha podido muy bien suceder que varios rasgos se hayan escapado de mi memoria. Por ende, si accedo a vuestra súplica, habría injusticia en acusarme de haber querido suprimir, añadir o cambiar un ápice de la historia. Si esto ocurriese, y no lo niego, sería, a lo menos, cosa independiente de mi voluntad. En estas condiciones, y en éstas solamente, satisfago vuestros deseos y la curiosidad de los lectores, previniéndoos, empero, tanto a vosotros como a ellos, que el susodicho opúsculo, si no me es infiel la memoria, comenzaba por el siguiente prefacio, que recuerdo, a lo menos en su sentido.

María y sus padres
I 1.Sabemos que la bienaventurada y gloriosa María siempre virgen, salida del tronco real de la familia de David, nació en la ciudad de Nazareth, y fue educada en Jerusalén, en el templo del Señor. Su padre se liamaba Joaquín, y su madre Ana. Su familia paterna era de Galilea, de la ciudad de Nazareth, y su familia materna era de Bethlehem.

2. Y la vida de ambos esposos era sencilla y santa ante Dios, y piadosa e irreprensible ante los hombres. Todos sus bienes, en efecto, los habían dividido en tres partes, consagrando la primera al templo y a sus servidores, distribuyendo la segunda entre los pobres y los peregrinos, y reservándose la tercera para sí mismo y para los menesteres de su hogar.

3. Y de esta manera, amados por Dios y buenos para los hombres, habían vivido durante cerca de veinte años en un casto connubio, sin tener descendencia. No obstante, habían hecho voto, si por acaso Dios les daba uñ hijo, de consagrarlo al servicio del Señor. Y, así, cada año, acostumbraban, en los días festivos, a ir, piadosos, al templo.

Maldición de Joaquín por Isachar

II 1.Y, como se aproximase la fiesta de la Dedicación, Joaquín, con algunos de sus compatriotas, subió a Jerusalén. Y, en aquella época, Isachar era Gran Sacerdote. Y, habiendo visto a Joaquín con su ofrenda, en medio de sus conciudadanos, lo miró con desprecio, y desdeñé sus presentes, preguntándole por qué él, que no tenía hijos, se atrevía a estar entre los que eran fecundos. Y le advirtíó que, habiéndolo Dios juzgado indigno de posteridad, no podían serle aceptos sus presentes, por cuanto la Escritura dice: Maldito sea quien no engendre hijos en Israel. Y lo conminó para que se librase de esta maldición, creando una progenitura, porque sólo entonces le sería lícito acercarse, con sus ofrendas, a la presencia del Señor.

2. Y este reproche que se le lanzaba cubrió de extremo oprobio a Joaquín, el cual se retiró al sitio en que estaban sus pastores con sus rebaños. Y no quiso volver a su casa, temiendo sufrir los mismos reproches de sus comarcanos, que habían asistido a la escena, y que habían oído al Gran Sacerdote.

Aparición de un ángel a Joaquín

III 1. Y permanecía allí desde hacía algún tiempo, cuando, cierto día que estaba solo, le apareció un ángel del Señor, rodeado de una gran luz. Y, a su vista, Joaquín quedó turbado. Pero el ángel apaciguó su turbación, diciéndole: No temas, Joaquín, ni te turbe mi vista, porque soy un ángel del Señor, enviado por Él a ti, para anunciarte que tus súplicas han sido escuchadas, y que tus limosnas han subido a su presencia. Ha visto tu oprobio, y ha considerado el reproche de esterilidad que sin razón se te ha dirigido. Porque Dios es vengador del pecado, mas no de la naturaleza. Y, cuando cierra una matriz, lo hace para abrirla después de una manera más admirable, y para que se sepa que lo que nace así no es fruto de la pasión, sino presente de la Providencia.

2. La primera madre de vuestra nación, Sara, permaneció estéril hasta los ochenta años, a pesar de lo cual, en los últimos días de su vejez, dio a luz a Isaac, en quien le había sido prometido que serían benditas todas las naciones. Asimismo Raquel, tan agradable a Dios y tan amada por Jacob, permaneció estéril durante mucho tiempo, y, no obstante, parió a José, que fue no solamente el dueño de Egipto, sino el salvador de numerosos pueblos que iban a morir de hambre. ¿Quién, entre los jueces, más fuerte que Sansón y más santo que Samuel? Y, sin embargo, ambos a dos tuvieron por madres a mujeres por mucho tiempo estériles. Si, pues, la razón no te persuade por mi boca, cree a lo menos que las concepciones dilatadamente diferidas y los partos tardíos son de ordinario los más portentosos.

3. Así, tu esposa Ana te parirá una niña, y la llamarás María. Y, conforme a vuestro voto, se consagrará al Señor desde su niñez, y estará llena del Espíritu Santo desde el vientre de su madre. Y no comerá ni beberá nada impuro, ni vivirá en medio de las agitaciones populares del exterior, sino en el templo, a fin de que no pueda enterarse, ni aun por sospecha, de nada de lo que existe de vergonzoso en el mundo. Y, con el curso de la edad, bien como ella nació milagrosamente de una mujer estéril, de igual modo, por un prodigio incomparable y permaneciendo virgen, traerá al mundo al hijo del Altísimo, que será llamado Jesús o salvador de todas las naciones, conforme a la etimología de su nombre.

4. Y he aquí el signo de la verdad de las cosas que te anuncio. Cuando llegues a la Puerta Dorada de Jerusalén, encontrarás a Ana tu esposa, la cual, inquieta hasta hoy por tu retardo, se regocijará sobremanera, al volver a verte. Y, dicho esto, el ángel se separó de Joaquín.

Aparición de un ángel a Ana

IV 1. Y después apareció a Ana su esposa, diciéndole: No temas, Ana, ni imagines que es un fantasma lo que ves. Yo soy el ángel que ha llevado vuestras oraciones y vuestras limosnas a la presencia de Dios, y que ahora he sido enviado a vosotros para anunciaros el nacimiento de una hija, que se llamará María, y que será bendita entre todas las mujeres. Llena de la gracia del Señor desde el instante de su nacimiento, permanecerá en la casa paterna durante los tres años de su lactancia. Después, consagrada al servicio del Altísimo, no se apartará del templo hasta la edad de la discreción. Y allí, sirviendo a Dios día y noche con ayunos y con plegarias, se abstendrá de todo lo que es impuro, y no conocerá varón jamás, manteniéndose sin tacha, sin corrupción, sin unión con hombre alguno. Empero, virgen, parirá un hijo, y, sierva, parirá a su Señor, el que será por gracia, por título, por acción, el salvador del mundo.

2. Así, pues, levántate, sube a Jerusalén, y, cuando llegues a la llamada Puerta Dorada, allí, a manera de signo, encontrarás a tu esposo, sobre cuyo paradero anda inquieta tu alma. Y, cuando hayan sucedido estas cosas, lo que yo te anuncio se cumplirá al pie de la letra.

Nacimiento de María

V 1. Y, obedeciendo al mandato del ángel, ambos esposos, abandonando uno y otro los parajes respectivos en que estaban, subieron a Jerusalén. Y, al llegar al lugar designado por el oráculo del ángel, se encontraron mutuamente. Entonces, gozosos de volver a encontrarse, y poseídos de confianza en la verdad de la promesa de que tendrían descendencia, rindieron acción de gracias bien debidas al Señor, que exalta a los humildes.

2. Y, habiendo adorado al Altísimo, regresaron a su casa, y, llenos de júbilo, esperaron la realización de la divina promesa. Y Ana concibió y parió una hija, y, conforme a la orden del ángel, sus padres le pusieron por nombre María.

Presentación de María en el templo

VI 1. Transcurridos tres años y terminado el tiempo de la lactancia, llevaron a la Virgen con ofrendas al templo del Señor. Y había alrededor del templo, según el número de los salmos graduales, quince gradas que subir. Porque, estando el templo situado sobre una altura, sólo por gradas era accesible el altar de los holocaustos, que estaba situado en el exterior.

2. Y sobre la primera de aquellas gradas colocaron los padres a la bienaventurada Maña, todavía muy pequeña. Y, en tanto que ellos se quitaban los vestidos de viaje, para ponerse, siguiendo la costumbre, trajes más bellos y más propios de la ceremonia, la Virgen del Señor subió todas las gradas, sin mano alguna que la condujese, de tal suerte que todos pensaron que no le faltaba nada, a lo menos en aquella circunstancia, de la perfección de la edad. Es que el Señor, en la infancia misma de la Virgen, operaba ya grandes cosas, y mostraba por aquel milagro lo que sería un día.

3. Y, después de haber celebrado un sacrificio conforme al uso de la ley, dejaron allí a la Virgen, para ser educada en el recinto del templo, con las demás vírgenes. Y ellos regresaron a su casa.

EL 8 DE SEPTIEMBRE FIESTA PASTOREÑA POR EXCELENCIA.

Muchas son las advocaciones Marianas que celebran su fiesta en este día, pero es una de suma importancia para la de la Divina Pastora de las Almas, pues el 8 de Septiembre de 1703, en Santo Rosario desde la sevillana Iglesia de San Gil hasta la Alameda de Hércules, fue trasladado en olor de multitudes y en manos de Fray Isidoro de Sevilla, la primera icona de tan bella advocación, cuadro pintado por el artísta de cámara, D. Alonso Miguel de Tovar.

Allí entre aclamaciones y vítores, vió la luz esta dulce representación de María y fue conocida y venerada por los fieles desde aquel precioso día.



¡¡BENDITO EL INSTANTE QUE DIOS TE MOSTRÓ!!

¡¡BENDITA LA HORA QUE EL MUNDO TE VIO!!







Nuestra Señora de los Milagros Coronada, Patrona del Puerto de Santa María.




La venerada imagen de la Virgen de los Milagros es una escultura del siglo XIII, ala que se le han realizado reformas posteriores.

La imagen de Santa María de los Milagros se presenta ahora como una imagen de vestir, con rostros moreno y el Niño Jesús en los brazos. Esta apariencia es del siglo XVI.

El color moreno del rostro no es el primitivo, sino que se le añadió siguiendo la tendencia de la época. La causa parece ser la llegada a Occidente de unos iconos en el siglo XIV en los que aparecía la Virgen como morena. Esto se atribuyó a las palabras del Cantar de los Cantares “soy morena pero hermosa”.

Era una imagen sedente con el Niño Jesús en su regazo. En 1691 se produce la transformación de la imagen tal como la conocemos hoy, recubriéndola con un traje de plata, obsequio de los duques de Medinaceli.

La Virgen de los Milagros está reconocida como Patrona y Titular de El Puerto de Santa María, en cuyo escudo de armas figura desde tiempo inmemorial sobre un castillo.

La coronación canónica de la imagen fue efectuada por el Cardenal Enrique Almaraz, Arzobispo de Sevilla, a cuya diócesis perteneció El Puerto hasta 1980, el 8 de Septiembre de 1916, por breve de SS Benedicto XV. Fue la primera imagen coronada de la provincia de Cádiz.

Reseña histórica
Bajo el dominio musulmán la población se llamaba Alcanate. Fue cedida por los moros de Jerez al rey Alfonso X que procedió a cristianizarla.

Según la tradición, una aparición de la Virgen al rey Alfonso X el Sabio hace que éste pueda tomar a los moros la ciudad, llamada por aquel entonces Alcanate. Cuenta la leyenda que el rey contaba con muy pocos hombres para tomar la ciudad y está muy preocupado por ello. Entonces ocurrió el milagro: la Virgen se le apareció sobre la torre del castillo y le instó a entrar en la población guiado por ella. El rey tomó la ciudad.

Esta tradición se refleja en el escudo da la ciudad: la Virgen sobre el castillo.

Un hecho desconocido pero al que se atribuye carácter milagroso, hace que sus habitantes cambien el nombre de Alcanate por el de Puerto de Santa María.

El rey escribió a Santa María unos poemas, las Cantigas, exaltando con ello su devoción por ella. Construyó un santuario fortificado, actual castillo de San Marcos y se lo dedicó a Santa María. Este santuario se convierte en lugar de peregrinación y ofrendas debido a los innumerables prodigios y milagros atribuidos a Nuestra Señora.

Posteriormente se construye extramuros, en un lugar llamado “el Pozo Santo”, una iglesia de mayores proporciones, ya que el santuario se había quedado pequeño por la afluencia de fieles y peregrinos.

Ubicación. Templo. Capilla

La Virgen tiene su capilla en la Iglesia Mayor Prioral. La Iglesia Mayor Prioral consta de tres naves con bóvedas nervadas y otras dos naves más para capillas. Tiene amago de crucero y ábside pentagonal.

La Archicofradía y Esclavitud cedió el suelo para una capilla propia el 10 de Febrero de 1606 a la cabecera de la nave del Evangelio de la Iglesia, por ser la imagen de Santa María de los Milagros una de las de más devoción, milagros y antigüedad de toda España. La capilla se acabó en 1620. Consta de capilla, camarín con bóveda, escalera de acceso y sacristía propia.

La capilla estuvo bajo el patronato de Filiberto de Saboya, Príncipe Generalísimo de la Mar y Gran Prior de San Juan, representado por el Duque de Fernandina.

Retablo

La capilla está presidida por un retablo de estilo barroco, del siglo XVII, de la escuela de Pedro Cornejo. En la hornacina central se encuentra la imagen de la Patrona, la Santísima Virgen de los Milagros.

Camarín

Construido por D. Juan de Silva, con amplia escalera de acceso. En la sacristía de la capilla está enterrado Fray Clemente del Purgatorio, muerto en olor de santidad.

La invasión anglo-holandesa y la guerra de la Independencia contribuye a mermar el tesoro artístico de la Iglesia de Nuestra Señora de los Milagros, si bien aún conserva numerosas obras de arte y el joyero de la imagen.

Los cultos

La Virgen de los Milagros tiene numerosos momentos de culto importantes a lo largo del año. La procesión y la octava el día de la Patrona, así como las misas solemnes el día de su celebración.

El día anterior a su fiesta se recogen las flores que todos los fieles le llevan para adornarla en su salida procesional.

Durante el mes de mayo se celebra una novena en su honor.

Una vez al año se celebra la presentación de los niños que se han bautizado a lo largo del año ante la Patrona, poniéndolo bajo su manto pidiendo a la Virgen que los proteja.

Además, durante todo el año se celebran misas todos los sábados.

La fiesta de la Patrona: procesión y octava.

La Virgen procesiona por las calles de la ciudad en la tarde del 8 de Septiembre, fiesta de la Natividad de María, en una andas de plata labrada en 1835.

Se dispone en las calles principales por donde procesiona un manto de sal y serrín coloreado.

Este trabajo se hace el día y la madrugada anterior a su salida procesional por numerosos voluntarios.

A la Virgen de los Milagros se le rezan diferentes oraciones, pero especialmente “Bendita sea tu pureza” y los “Gozos a la Santísima Virgen”.

Pues por Divina Patrona

Te venera esta Ciudad

Dulce Madre de Milagros

Ten de tus hijos Piedad.

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